Después de los cien primeros días de postureo que ya comenté en su momento, ahora toca describir el primer año de triunvirato en el Ayuntamiento de Sant Josep. De las proclamas de Agustinet, botellín de agua mineral en mano, durante la campaña electoral sobre cómo solucionar los problemas del municipio y de la promesa de su dimisión si no lo cumplía en un tiempo razonable, se ha pasado al descontrol más descontrolado en todas las áreas municipales. Ninguna concejalía se salva excepto las que siguen haciendo lo mismo que el anterior equipo de gobierno, como las de Juventud, Deportes, Cultura, Bienestar Social o Turismo.

Del resto, en cuanto a Urbanismo, la única realización ha sido reconocer la incapacidad de aprobar el nuevo Plan General de Ordenación Urbana y deshacerse de lo poco o mucho que se trabajó en las Normas Subsidiarias que, tras tres exposiciones públicas con sus más de mil alegaciones, fueron archivadas por los siglos de los siglos.

De las obras municipales necesarias sólo se hacen las que dejó en puertas el anterior equipo de gobierno en materia de mejora de la red de agua potable. Mientras, se deja que la flora silvestre impida la visibilidad en carreteras e invada los caminos, se instalan bolardos inadecuados y se arreglan aceras privadas. Las fuentes se convierten en pedregales, las jardineras y rotondas se dejan de regar y las zonas turísticas se abandonan a ver lo que aguantan con lo hecho por los de antes.

 En Educación, el colegio que tenía que construirse en Cala de Bou, para el que Alternativa Insular apoyó el presupuesto anual, queda reducido a las viejas aulas de Sant Agustí hasta que a los de Mallorca les venga bien.

También hemos vivido una matanza de  cabras en es Vedrà por parte del Govern balear, de la que, por haber horrorizado a toda la población de la isla y parte del extranjero, el equipo de gobierno ha preferido pasar por ignorante antes que por cómplice. Por no saber, dicen no saber siquiera quién es la autoridad sanitaria en la isla con tal de no tener que trasladarle las denuncias.

La participación ciudadana se ha reducido a reuniones con grupitos de avenidos que llaman ´Ágora´ y que usa el PSOE como acto de campaña electoral, en vez de constituir un Consejo Municipal de Vecinos con la participación de todas las asociaciones del municipio.

Para preparar adecuadamente la temporada turística, las playas en junio aún no tienen socorristas por un mal concurso para este servicio; se han perdido absolutamente todas las banderas azules, se ha dejado de dar servicio a personas con movilidad reducida, se han cambiado concesiones de hamacas de familias del municipio por un aumento de la recaudación municipal y se ha producido la dimisión y renuncia del primer teniente de alcalde. Además, la venta ambulante y los taxis pirata campan a sus anchas más que nunca  ante la incapacidad municipal para atajar estas actividades ilícitas.

En cuanto a los taxis pirata, la ahora ya primera teniente de alcalde, señora Ribas, ha querido eliminarlos poniendo más taxis estacionales que fijos mediante un reparto ilegal y chapucero, con trapicheo incluido de licencias con tal de colar el porcentaje prometido a los asalariados y logrando cinco planes municipales distintos en vez de uno insular. Pues ya están aquí los taxis estacionales, que por ser más trabajan menos, mientras los piratas siguen al mismo ritmo.

Por otra parte, mientras baja la calidad del agua suben la tarifa nada menos que un 15% y con ello también el canon del Govern, encareciendo aún mas el recibo del agua. Agua que aceptará Agustinet –al igual que hizo ya en su día con el actual contrato– a un precio más caro, marcado siempre por Mallorca. Para rematar la faena a gusto del Govern, Agustinet decidió traspasar la reclamación a Abaqua de los tribunales a un arbitraje mallorquín que, obviamente, ha dado la razón al Govern balear en su totalidad y que nos cuesta casi tres millones de euros. ¿Qué esperaban con gobiernos del mismo color político y un arbitraje  de colegio profesional, normalmente mansos con las administraciones? ¿Por qué no han seguido las negociaciones en los tribunales?

Pero no todo ha de ser negativo, para que no digan que uno sólo extrae lo malo, sé reconocer que  algo positivo se ha conseguido en este año para los vecinos de Sant Josep. Así, el alcalde se ha atrevido a contradecir por una sola vez a sus socios palmeros comunistas de Guanyem y se ha podido cambiar la hora de los plenos, que pasan de las  siete de la tarde a las nueve y media de la mañana. También, con la arrogancia propia del que va desquitando poco a poco su voto a favor de la investidura de Agustinet, hemos visto cómo el Ayuntamiento se ha declarado nada menos que en contra de la aplicación del Tratado Trasatlántico de Comercio e Inversión; de la misma manera, también debe ponerse en marcha una oficina municipal de la vivienda en coordinación con el Ibavi, aunque este ya ha dicho que no hará ninguna promoción de viviendas.

Asimismo, nos hemos adherido a un manifiesto de no se sabe quién por «un espai de comunicació en català» y hemos prohibido el uso de un determinado herbicida al personal del ayuntamiento, con lo que ya se ha salvado el mundo unas cuantas veces, pero aún no se han arreglado las farolas de Sant Jordi ni se ha cortado la hierba de las carreteras.

Y así, sin normas urbanísticas, sin mejoras en el entorno urbano, sin colegio a la vista, con las playas abandonadas en plena temporada, con el aumento de la venta ambulante y los taxis pirata campando a sus anchas (mientras al menos una docena de policías estarán de vacaciones esta temporada) y con el agua más mala y más cara que nunca, pero sin ánimo de recordar esa dimisión prometida, Sant Josep ha padecido el primer año de mandato de este triunvirato insostenible y cancerígeno para nuestro municipio, formado por Agustinet como alcalde, la primera teniente de alcalde (que es realmente la que manda, incluso en los demás ayuntamientos gobernados por PSOE) y la antidemocrática Izquierda Unida camuflada en Guanyem, tirando de la marca Podemos, que predispone y dispone desde una oposición complacida.

Menos mal que ante tanto desaguisado aún nos queda la esperanza de que hay alternativa para cambiar la situación. Cago en l´ou!

Foto: Daniel Espinosa para el Periódico de Ibiza y Formentera 

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